60 días

Muchas veces me pregunté si compartiré mi vida con alguien, si al despertar por las mañanas compartiremos una taza de café mientras refregamos nuestros ojos y bostezamos, si coincideremos en nuestros gustos a la hora del almuerzo, o si será equivalente al postre, si dormirémos la siesta un domingo en otoño o si nos la pasaremos fuera caminando por un parque. Lo cierto es que después de tantas preguntas, todas dejaron de tomar sentido a la hora de mirarte a los ojos, a la hora de tomarte de la mano y sentir una descarga eléctrica de sentimientos por todo mi cuerpo o inclusive cuando estamos en silencio disfrutando el uno del otro. Desde que llegaste a mi vida, hace sesenta días, no hay veinticuatro horas que no me imagine a tu lado, sin importar las preguntas. Tu compañía se sobrepone a cualquier futuro, mi plan perfecto es sentir tu cálida piel por el resto de mis días, acariciar tu bajo vientre mientras me quedo dormido en un profundo sueño. Para ser sincero, estoy soñando en este momento, sesenta días me bastaron para elegirte como la mujer que quiero que me acompañe, la mujer que quiero ver caminando hacia mi con un blanco resplandeciente. Me emociona e intriga en tal solo pensar el día en el que si mis hijos tendran lo mejor de vos, tu humildad, bondad, empatía, carisma, inteligencia. Aun es precipitado para esos escenarios en mi cabeza, lo cierto es que quiero todo con vos, pero mientras tanto, te disfruto en todas tus formas, un amor tan genuino con todos sus componentes, tan buenos como malos, somos complementarios el uno del otro. Si en la vida venimos a aprender, puedo estar casi seguro, de que me enseñas a amar, y todo lo que incluya la palabra amor. Te agradezco por cruzarte en mi camino, espero poder tomar tu mano y seguir el sendero de la vida juntos. Te amo.