Como Julio tiene el suyo, también quise tener mi propio “Manual de Instrucciones”. Y en el primer capítulo trataré de guiarlo para que usted aprenda a: “ Cómo atarse los cordones (y no morir en el intento)”.
Si usted tiene la suerte de tener zapatos o zapatillas con velcro (en criollo, abrojo) ahórrese su tiempo y detenga su lectura aquí mismo.
En cambio, si usted es un ser humano común y corriente que lleva cordones de nylon, siga leyendo.
Paso uno, elija un lugar cómodo y silencioso antes de comenzar con la acción propiamente dicha. Recuerde que debe tener la máxima concentración posible. La buena iluminación ayudará a que usted vea sus manos con mayor nitidez y pueda usarlas de manera eficiente.
Paso dos, Coloque su pie dentro del zapato (o zapatilla) con movimientos suaves, hasta lograr el calce perfecto. Luego, eleve la pierna donde lleva el calzado y colóquela sobre algún mueble o estante elevado. Cuando haya logrado una posición cómoda, usted ya está listo para comenzar.
Antes de seguir, lea con atención esta aclaración: “El ángulo de su pierna puede variar, según la distancia que usted tenga con respecto al mueble. También cerciórese de medir el diámetro de la flacidez de su vientre, ya que es un elemento que influye en la acción. A mayor volumen de colgajos, mayor será el esfuerzo de estiramiento que necesitará hacer”. Teniendo en cuenta estos datos, usted ya tiene garantizado el éxito.
Paso tres, tome las extremidades del cordón. Con una mano un extremo y con la otra, el otro. Ejerza una fuerza equilibrada para que el mismo no se le resbale entre sus dedos. Dibuje una letra X en el aire, sosteniéndola por varios segundos (aconsejamos como máximo cinco o seis, no más).
Paso cuatro, con el extremo izquierdo haga un semicírculo, repita la misma acción del lado derecho. Se formará una especie de moño al que usted unirá con un nudo. Que no debe ser ni muy tirante ni muy flojo. Y luego, dejará caer, de forma graciosa y elegante, cada una de las puntas plásticas del cordón ya entrelazado.
Quinto y último paso, suspire satisfecho y recuerde lo recién practicado para proyectarlo en su otro zapato. Mediante la repetición, usted se acostumbrará a realizar esto de forma mecánica.
Si no ha entendido las instrucciones, cómprese ojotas. Y en invierno, utilícelas cuan oriental con medias de toalla, para soportar las bajas temperaturas.
Espero que esta información le haya sido de utilidad y pueda salir al mundo con sus cordones bien anudados.
Saludos.
Paula Dreyer
Soy Guionista, Comunicadora Audiovisual y mamá de tres. Amo relatar mis vivencias y crear mundos con mi escritura. Tengo raíces de pueblo que las fusiono con la gran ciudad.
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