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Lo que se desintegra, desaparece de la tierra. Y yo soy muy bueno haciendolo. Ah por las nubes flotar, por los cielos validar. Al infierno bajar sin nada explicar. Separar la emoción de la razón y dopamina una inyección. Tengo el poder la confianza en mi descansa. Pero para qué lo voy a explicar yo:

"Siempre le tuvo miedo a la sensación de la velocidad vertiginosa y lo que el cuerpo no puede procesar cuando está en una atracción de esas que generan adrenalina. Podía vivir con eso. Siempre prefirió los pasos calmos y tranquilos de los museos, las bibliotecas y el teatro. La conciencia como ese santuario dónde se pueden abordar los problemas e intentar crecer evolutivamente desde el conocimiento.

Abrió las puertas a lo nuevo, confiada cuestionando su criterio, a la par de una nueva experiencia, teniendo mucha disposición y paciencia. Nunca pensó el desastre que la destruirís por dentro y, como es obvio, su vida entera. ¿quién se podría imaginar?

Se encontró en la fracción más pequeña de las materia del extremo superior de una pirámide que rozaba las estrellas. Se sintió como estar en ese lugar imposible, ese instante improbable. El ese espacio sin espacio, esa porción deshabitada, inalcanzable y ver aún así ver las estrellas. Sentir el vacío del infinito, más allá de la luz, más rápido que la sinapsis, ese des-espacio muy rápido dónde no hay definición. La última molécula del abismo dónde termina un objeto y empieza el silencio rojo y la oscuridad vacía. Justo ahí. En ese borde entre la vida, en el borde de la muerte que hizo que siguiera viviendo mientras moría por dentro ¿Cómo se puede sentir el infinito dentro de la fracción más pequeña se materia? Es demasiado rápido el nivel de procesamiento. Se aplastan todos los pensamientos, no llegan a ser palabras. Se juntan todas las emociones, no llegan a ser concientes. Se unen todas las percepciones. Se desgastan y rompen como las capas de la mica, atravesadas por la forma de la dirección de una travesía acerebral. Daño. Un hurto en la oscuridad que sigue la línea de una dirección desconocida al pesar, conocida al placer divertido del control. Daño. Indescriptible. Improcesable. Daño. No se lo deseaba a nadie. Mejor subir a una montaña rusa atraida por sus luces brillantes y carteles de advertencia. Se puede desplegar la adrenalina en espacios de conciencia. De otra manera depreda la psiquis de quién no espera los bamboleos ni la diversión de las subidas y bajadas. Pero alimenta la vida de quién se alimenta del control. Compañía en la experiencia, pero desaparece y se une a los fríos rieles que arriman al firmamento, utilizando el impulso de cuerpo. Abraza la empatía del frío acero. La próxima lo iba a poder procesar. Estaba segura. Persiguiendo el entendimiento de nunca alcanzar, pero quería más."

(Un parque de diversiones. Abril 2024)

Ella seguía conmigo buscando un amigo con la esperanza que un día llegaría y yo de otra cosa me disfrazaría.