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31/12 Lado B

Jul 8, 2024

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31/12 Lado B
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Escribí al calor de las noticias sobre el decreto bondi. Como sabemos, el mismo incluía la perversidad que comporta despedir a personas de más de 35 años de laburo y, además, sin ningún tipo de indemnización.

Las chicas buenas no se enojan. En general suelo hacer un gran esfuerzo para no enojarme. Trato de entender y razonar todo. Seguro usted, hombre y mujer de la clase oprimida, criado/a en el corazón de la cultura católica, educado para aguantar hasta lo inaguantable basado en alguna moralina de bajo costo, entenderá. Seguro usted, mujer de la clase criada en el corazón del patriarcado, para ser un feliz objeto y servir, me entenderá. Sin embargo, también sabe que con la injusticia llega el ardor a la sangre. Las chicas buenas no se enojan, las socialistas si.

Pd: aunque usted no lo crea ví Nueve Reinas a fines de 2023. Empezando a suplir mi gran deuda con el cine argentino. Impecable pieza de arte.

31 de diciembre. Lado B.

Un texto para superar el horror de los insultos

Le pregunté a R ¿qué palabra se te ocurre para decir "hijo de puta" de manera elegante? -Ninguna- contesta -si hay un hijo de puta se lo tenés que decir así, no hay otra palabra-

Seguro muchos y muchas coincideremos sinceramente, aunque no nos guste, con este veredicto. A partir de aquí podríamos pensar en lo que comporta el hecho de que no haya otra expresión con la fuerza de hijos de puta, si fuera el objeto de este texto, tal vez. Sin embargo, será la arena de otra oportunidad. Lo que aquí nos ocupa tiene más que ver con Prensa Obrera, el periódico político del Partido Obrero, un histórico espacio de organización de nuestra clase. El día 21 de noviembre de 2002 tituló "Nos gobiernan unos hijos de puta". Es decir, unos fulanos que obran para si, a nuestra contra, saben lo que hacen y conocen su lugar. Desconocen en el acto y saludan en la forma. Se autoproclaman como promesa de futuro, besan niños y jubilados en campaña pero obran y les arrancan el proyecto, patean cada esfuerzo por salir adelante. Y el resto es historia. Aquí explicar es degradar.

No vivimos en soledad, vivimos en sociedad. Todos tenemos el displacer de conocer a un fulano de estos. ¿Quién no ha sido objeto de alguna wachada alguna que otra vez? ¿no?

¿Cómo actuan los fulanos? Por la negación, estoy convencida de que quienes actúan a viva voz se parecen más a los pelotudos. Es decir, gente que no tiene problema es mostrar el devenir de su idiotez porque no se han ocupado de entender las consecuencias de sus actos. Por otro lado, existen quienes obran en propio beneficio, que, instrumentalizando, se mueven en el terreno de la trastienda y lo hacen a conciecia. Maquillan sus acciones con un impecable sentido de la oportunidad. Si necesitan un traidor, lo inventan. Si necesitan una víctima, la inventan. Si necesitan un loco, lo inventan. Si necesitan un candidato.. Martillazo a martillazo, como un RKT mal cantado, se acercan con confianza y usan la provocación hasta obtener lo que necesitan. Usan y tiran.

Quizás se podría pensar que el perverso homúnculo útil no sea más que un pelotudo buscando algo de reconocimiento. Si ya se: Un montón de puteadas, yo avisé que para leer esto hay que superar el horror.

Entonces, aquí importa mirar la relación entre el hijo de puta y el pelotudo. Vemos la foto de alguien que está actuando como el orto, una de las primeras preguntas que se nos pueden cruzar por la cabeza es ¿es o se hace? Creo que podemos decir que un pelotudo y un hijo de puta pueden ser dueños de la misma idiotez pero uno actúa con conciencia, con herramientas y en control de la situación, entiende lo que puede y no puede hacer en uno u otro momento y lugar, y el otro no. Uno actúa como sujeto, dueño de sí, y el otro como objeto, prisionero de su propio recorte, sujeto a la iniciativa del otro. Así, podríamos afirmar que casi siempre quien inicia la coreografía de la que la realidad nos muestra una foto, es el que sabe lo que hace. El pelotudo está muy cómodo en su lugar de costumbre. Se halla en la queja, dónde no paga consecuencias de su estupidez. Su dirección es la comodidad. Vive en la compulsión de hacer una y otra vez lo mismo. Lo bueno, tiene un mundo por ganar si asume la responsabilidad de las implicancias de sus actos. Y sino, perderá en su propia estupidez y se quejará no sin razón, por ejemplo, de la frecuente picazón en la garganta que, a veces, nos agobia a todos. Cof, cof.

Lo bueno del hijo de puta, lo bueno para sí mismo, es que actúa con la agilidad y rapidez de un gato, casi siempre cae parado. Utilizando todos los recursos con los que cuenta, que conoce bien, a su favor. No importa de qué o quién se trate. Funciona como una máquina, sin importar el lugar que deba adquirir para sí. Lo malo es que mientras más se reafirma en las acciones que lo constituyen y mantienen erguido, más lejos está de la superación. El hijo de puta por duplicado es quién, a pesar de todas las herramientas, actúa como pelotudo y un cobarde que se esconde cuando tiene la oportunidad de aprender a dejar de ser un hijo de puta.

Es 31 de diciembre de 2023. Sin el pesar de una estafa y con la dignidad de haber reaccionado frente a un tuiter de instigación y provocaciones pareciera que Nueve Reinas duró un año de campaña. Mientras recorremos los créditos con la mirada frunciendo el seño ante el oscuro futuro que se avecina, nos preguntamos ¿quién es quién?: Macri o Milei. Sabemos algo, no podemos quedarnos con la foto: hay que hacer un esfuerzo por ver la película y no esconderse en la distancia, aunque duela entenderse, porque vivir duele. No podemos seguir mirando para otro lado.

Una vez que lo comprendemos, tenemos la responsabilidad social de las conclusiones, de obrar con amor para direccionar la construcción del futuro.

Se cierra un año duro. Se abre otro con un presidente que ganó la elecciones actuando como pelotudo, pero es un hijo de puta.

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