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    30 de marzo: Día Internacional del Trastorno Bipolar

    Mar 30, 2025

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    30 de marzo: Día Internacional del Trastorno Bipolar
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    Considero que el 30 de marzo es una fecha de reflexión y concientización, ya que conmemora el Día Internacional del Trastorno Bipolar, una condición que a lo largo de la historia ha sido objeto de estigmatización y malentendidos. Curiosamente, esta fecha coincide con el nacimiento de Vincent Van Gogh, uno de los artistas más icónicos de la historia, cuyo genio se vio marcado por la lucha interna de este trastorno. La historia de Van Gogh, como la de muchas otras personalidades célebres, nos recuerda que el trastorno bipolar no es solo una afección de quienes luchan en las sombras, sino también de aquellos que brillan con luz propia.

    El trastorno bipolar, a pesar de ser una enfermedad que afecta la química del cerebro y provoca fluctuaciones extremas en el estado de ánimo, sigue siendo un tema rodeado de prejuicios. Se ha malinterpretado a menudo como una mera "indecisión emocional" o como un signo de "locura". Sin embargo, al igual que otras afecciones médicas que afectan el equilibrio físico del cuerpo, el trastorno bipolar es un desajuste químico en el cerebro. No es un defecto de carácter ni una debilidad. A lo largo de los años, millones de personas han lidiado con este trastorno, muchas de ellas sin el reconocimiento ni el apoyo que merecen. Aunque el trastorno no tiene cura, existen tratamientos y terapias eficaces que permiten a quienes lo padecen llevar una vida plena, siempre y cuando se sigan las indicaciones de los profesionales de la salud mental.

    Mi experiencia personal con el trastorno bipolar ha sido un viaje complejo. Al principio, el diagnóstico me llenó de miedo, principalmente por el estigma que conlleva. Sin embargo, con el paso del tiempo, aprendí a verlo no solo como una maldición, sino también como una bendición en ciertos aspectos. La bipolaridad tiene una cara oscura, representada por la depresión y los bajones anímicos, pero también tiene una cara luminosa, cargada de creatividad, energía y una visión única del mundo.

    Recuerdo que, durante mis episodios maníacos, me encontraba lleno de energía, con mil ideas revoloteando en mi mente. En esos momentos, me di cuenta de que podía canalizar esa energía para hacer cosas extraordinarias. Aprendí a utilizar mis "altibajos" a mi favor, logrando resultados que nunca imaginé. Esta capacidad de transformación es, en cierto modo, una de las facetas más fascinantes del trastorno bipolar: la habilidad para, a través del sufrimiento, descubrir nuevas formas de expresión y crecimiento personal.

    En mi infancia, me consideraba una persona introvertida, llena de miedos y dudas. En el colegio, las materias como educación física eran un reto, y correr una cuadra parecía una tarea imposible. Pero hoy, años después, soy capaz de correr entre 5 y 10 kilómetros diariamente, algo que jamás imaginé lograr. El trastorno, en lugar de ser un obstáculo, se convirtió en la chispa que encendió mi deseo de superación.

    "Lo que antes era una limitación, ahora es una fuente de motivación para seguir avanzando."

    Mi vida ha sido un reflejo de esta transformación. Pasé de ser la "tortuga" que apenas caminaba, a correr más de 30 kilómetros. De guardar mis dibujos y escritos bajo llave, a publicarlos en redes sociales para que el mundo los vea (como está pasando con esta publicación). Aprendí a amar la investigación y a desarrollar una pasión por el conocimiento, la cual me ha llevado a estudiar, explorar y adentrarme en diversas áreas. No solo eso, también descubrí una habilidad creativa para la jardinería, la carpintería y el arte. Mi cocina, antes limitada a bizcochuelos de vainilla "de caja", se ha expandido a la pastelería y panadería para agazajar a muchas personas, logrando elojios en vez de criticas destructivas.

    Hoy, al mirar hacia atrás, puedo decir que el trastorno bipolar no define mi vida, sino que la ha moldeado de maneras complejas y sorprendentes. Esta enfermedad no es una sentencia de muerte, sino una oportunidad de descubrir quién realmente somos.

    Si se trata con seriedad y responsabilidad, se puede llevar una vida tan plena y satisfactoria como la de cualquier otra persona. Pero, sin el debido tratamiento, puede convertirse en un callejón sin salida, llevando a quien lo padece a situaciones extremas.

    Es fundamental que entendamos que el trastorno bipolar no es una "locura" ni una "debilidad". Es una enfermedad mental que, si se reconoce y se trata adecuadamente, puede permitir a las personas vivir una vida repleta de logros y aprendizajes.

    "La clave está en transformar esa energía, tanto la oscura como la luminosa, en una herramienta de crecimiento personal."

    Cierro estas palabras con un mensaje de esperanza y conciencia. No estigmaticemos ni demonizamos el trastorno bipolar. Al contrario, reconozcámoslo como lo que es: una afección médica que afecta a millones de personas, incluidas algunas de las personalidades más brillantes de la historia. Y a quienes luchan con esta enfermedad, les dejo mi consejo:

    "Utilicen el trastorno como una herramienta, no como un veneno. Con valentía y tratamiento adecuado, todo es posible."

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