Hoy diciembre se tiñe de luz,
el frío suena distinto.
Suena a niños cantando la suerte,
a abuelos abrazando décimos antiguos,
a champán y celebración,
y a alegría por aquellos
a los que les tocó más que un décimo.
Hoy no todos esperamos dinero.
Algunos buscan un respiro,
un pequeño presente,
o que la vida les devuelva
al menos una parte de lo que les debe.
Pero la lotería no siempre cae en décimos.
A veces cae en una mesa familiar,
en un “te quiero” a tiempo,
en seguir teniendo
a quien regalarle la vida.
Y aunque hoy no toque el Gordo,
que al menos toque
salud,
fuerza
y esperanza.

Blanca Bermúdez
Escribo para sacar del alma lo que no se puede decir en voz alta. Gracias por leerme. Quédate. Comenta.
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