cooperativo pálpito autumnal sinfónico vigila vespertino: mi dueto,
sidéreo ocre ante un camuflajear, filmando preludios — ocelo/a/ocelo —,
con vendaval fervor piadoso, acequiando el diluvio lacrimal serótino,
acérrimo vaticino tozudos escarnios y en maderos yazco de cruz émulo.
★
exhalo auras para hilvanar salvaguardia a partir del advenimiento frígido,
paradigmáticas — hojas y pétalos — desvaídos, occisos zambullen al resoplo,
¡histrión! crepita mi fragmentación, ¡ruin aportillado! jengibre y cardamomo,
doy, fidelidad otoñada vaporosa y velo matizado en solaz ocaso transitivo.
★
hermetismo paralelo a recias lloviznas dentro de quien fui, — canelo en flor —,
sofoco rusientes lumbres melancólicas y vejatorias asperjando las tierras,
cual noble escudero a través de escaramuzas, yoyoyo preservo exultación alrededor,
voy, surcando bestial bagaje y sustentando epílogos por ho-ja-ras-cas de calor.
★
viabilizo lo venidero, —suprema ardentía antecediendo u consiguiente algidez aterida—,
lechuza al auge imperioso y taciturno, surco/cazo, parsimonioso adquiriendo viandas,
hasta vocalizar arrimado a la cristalinidad nítida que agremían otras álulas aterciopeladas,
custodiando nexos; <resarzo detrimentos en pesar y el agua bendita llovizna cual versar>.
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