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    Mi mirada a las estrellas

    Nov 22, 2023

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    Mi mirada a las estrellas
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    Un camino de hermosos pétalos de rosas, en la cima de la montaña. Aún creía que en el cielo se hallaban las estrellas mágicas, hasta que descubrí el brillo de sus ojos. Nada se le asemejaba en majestuosidad, porque allí, sólo allí, se hallaba la profundidad de un océano infinito de un amor puro y verdadero.

    Ella cerró sus ojos porque él lo pidió con dulzura en sus palabras. Ella podía sentir el viento decorar sus mejillas y ello le provocaba sonreír. Pensaba en él, en la calidez de sus brazos y, él, él pensaba en ella, en cada atardecer, en cada luna, en cada instante de la vida, durante una extensa caminata compartida de la vida.

    Él dio unos pasos hacia atrás y la observó unos instantes. Sonrió, nuevamente, y se acercó hacia ella. Prendió unas velas, cuyo conjunto formaron un corazón sobre la tierra. Tomó unos sándwiches que llevaba guardados en su bolso y, colocó unos bombones que a ella le encantaban sobre una manta a cuadros rojos. Luego, él se acercó a ella y la tomó de la mano y, encendiendo un farol de luz amarilla, ambos tomaron asiento, ella aún protegida por él.

    —Abre tus ojos, amor mío —exclamó, él, nervioso, sonriendo—, este es mi obsequio para ti, desde cada rincón de mi gran y sentido amor por ti. Eres y serás, eternamente, los pétalos de rosas, de aquellas que brotan porque ríes, porque con tu luz, caminas y decoras mis huellas, junto a las tuyas y, así, mi querido amor, es que, ¡embelleces  mi vida!

    Ella, al abrir sus ojos, no pudo contener tanta felicidad y amor. Él interrumpió, apagando lentamente el farol.

    —Ahora verás las estrellas del inmenso cielo nocturno que hoy acompaña a nuestro gran amor, amada mía, ¡como tanto lo has anhelado!

    Ella estaba reluciente. Sus ojos también brillaban y ambos permanecieron unos instantes observándose. Sus manos comenzaron a acercarse y a entrelazarse suavemente. Ella sentía su respiración entrecortada y él su alma ajetreada por el amor de su inmenso corazón. El silencio se hacía presente en cada mirada y la paz rondaba con fuerza el perfecto camino de estrellas sobre ellos.

    Luego, se entregaron a un beso eterno y apasionado, bajo la custodia atenta de la luna. El universo oía los latidos de sus corazones y las estrellas aún aguardaba el instante decisivo para unir sus manos en el cielo de un horizonte colorido.

    —Pediré un deseo a las estrellas—exclamó ella, sonriendo, llevando las manos a su pecho—. Pediré que tú y yo, a partir de esta noche soñada, en la que mis palabras de amor se han transformado en poemas y en las que mis manos son ahora bellos instantes de atardeceres de amor, que nuestras miradas permanezcan talladas en un susurro de destino del sol, que siempre estén allí, en mí, en ti y en nosotros y en nuestro sendero de rosas, que brotan de allí, perfectos amaneceres.

    Él la observó bajo el reflejo fiel de la luz de la luna. En sus ojos sólo existía amor, verdad y pureza. Él la amaba con locura y ella, ella ya creía en el amor eterno, bajo la divinidad de las estrellas.

    Agus Chiera ✨🌹

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