17 de abril

La percepción de mi realidad se había alterado ese 17 de julio. Cuando al estar acostada en el piso de mi habitación y cerrar los ojos, de la nada pensé: “cuando muera, volveré, no seré yo, pero me sentiré de la misma forma, con otro cuerpo, otras ideas, pero volveré"

  Ese pensamiento que había salido de la nada, con tan solo 10 años, altero por completo mi realidad durante mucho tiempo. Es una forma bonita de decir que no creía en la muerte, al estar atada a este pensamiento, no le temía a lo que pudiese pasar al morir; a lo contrario, sentía curiosidad de lo que pasaría posterior a ello. ¿existía acaso el más allá? ¿la rencarnación? ¿el cielo?  ¿el infierno? ¿o nuestra alma se quedaba vagando en la nada? ¿qué tan real seria esa idea que había llegado a mi cabeza? 

  Lo cierto es que no le temía a la muerte, sabia que las personas que morían no regresarían, o al menos no como la conocíamos. Esta idea y los largos episodios de depresión me habían llevado a vivir casi en estado vegetal durante 12 años. Donde nunca pensé en mi futuro; las personas normalmente planean su futuro, o al menos tienen una idea de lo que les gustaría hacer en su vida, como se visualizan en unos años. Por mi cabeza eso nunca paso, nunca pensé en mi futuro, como si no lo fuera a tener, no me visualizaba en algo que no fuera el presente, no hice planes.

El golpe de realidad llego dos meses después de salir de la depresión que me había consumido hasta las ganas de ser alguien en la vida. Pero, cuando logre salir de ahí, sin duda lo mas difícil, fue aceptar que los días pasaban casi tan rápido como los carros de fórmula uno; que debía construir una vida, tener una carrera, un buen trabajo y hacer lo que me apasionara. Crear una familia con alguien que amara y ser todo lo que deseaba en una madre. Vivir.

  Y de repente, le temía. Al pasar de los días, a la noche que caía, y al reloj que marcaba los segundos al pasar. Se iba la vida, ¿y yo que hacia para vivirla? ¿Quién sería? ¿nadie? Solo porque no pensé en mi futuro; di un paso y ya tenía 22 años en medio de la calle viendo a todos pasar, construyendo su vida, y yo, ahora le temía a la muerte.

-Lefy.