Eres mía, y cada vez que lo pienso, lo sé con más certeza. Eres mía, no porque te lo haya dicho, sino porque lo siento en cada rincón de mi ser, en cada espacio donde tu nombre se desliza como un recordatorio constante. Eres mía, y no hay día en que no me lo recuerde, en que no lo confirme, como si el universo entero estuviera de acuerdo, como si el mundo fuera el testigo silencioso de lo que siempre ha sido evidente. Eres mía, y no hay nada, ni tiempo, ni distancia, que pueda cambiarlo.
Estamos destinadas a estar juntas. Destinadas, como lo están las estrellas a brillar, como el río está destinado a encontrar su curso. Estamos destinadas, tú y yo, desde el momento en que nuestras miradas se cruzaron, desde ese instante en que el destino, silencioso, trazó un camino invisible entre nosotras. Lo sé porque cada gesto tuyo, cada palabra, me lo confirma. Estamos destinadas a estar juntas, y no hay nada en este mundo que pueda separar lo que ya está escrito, lo que ya fue decidido mucho antes de que siquiera lo entendiéramos.
Eres mía, y cada vez que lo pienso, lo siento más profundo. Lo siento en la manera en que nuestros cuerpos se buscan, en la manera en que nuestras almas parecen entrelazarse en cada palabra, en cada silencio. Eres mía, y el mundo, con todas sus complejidades, no es más que un telón de fondo para nosotras, para este lazo que nos une. Porque estamos destinadas, sí, lo estamos, y lo supimos desde el principio, aun cuando no lo dijéramos, aun cuando no lo comprendíamos del todo. Siempre estuvimos destinadas.
Estamos destinadas a estar juntas. Es algo que no necesito explicar, algo que no necesita pruebas ni razones. Es simplemente así.
Eres mía. Y lo serás, siempre lo serás.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.


Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión