02: knives

La izquiera envuelve la perilla fría del cuarto, intenta salir. Un objeto inofensivo—sin forma aparente—se recarga en la zona baja de su espalda. Una avertencia. Sabe qué es, lo que puede llegar a provocar si es de atreverse en abandonar el lugar.

— Atrás, Maeve —la voz que activa su docilidad le atrae, obediente. Echa un par de pasos atrás para quedarse. Ninguna urgencia fuera era más importante que el arma escondida. — No quiero que te des la vuelta —advierte el mayor. Los brazos fuertes le rodean por la cintura junto con una nueva navaja. Solo su mirada baja más no la cabeza. Sabe que la hoja está tan cerca tal como si pudiera oler el metal. La parte sin filo acaricia el abdomen para asegurar que no haga ningún movimiento brusco. Maeve clava los pies en el suelo, aguanta la respiración. Los dientes aprietan la lengua para no soltar un suspiro imprudente. El filo seguía amenazando... sin una dirección anunciada. Aunque la ansiedad sube por no saber dónde va terminar cortando, es la propia idea el que le lleva a endurecer. Si le daba un tanto de atención a lo que grita su cabeza, distintos escenarios aparecían: un corte en la quijada, desliz en el lateral del torso... asi como la tentativa de tener el filo apuntando a la yugular. Ninguna siendo válida cuando volvía a recordar (punzada) de la sangre correr entre piernas, estrellas cerca de las clavículas que todavía le pinchaba cuando se masturbaba. Cualquiera fuera el lugar donde hoy su amo decidiera trazar su presencia, sería recordado y venerado—replicado cuando Maeve vuelve azotar, pellizcar o rasgar la herida. Re/viviendo.