01.

Quiero que se sepa, aunque las palabras se me escapan, que hace 60 días entendí algo que hasta entonces no había sido capaz de concebir por completo. La felicidad, esa criatura esquiva que tantas veces he intentado atrapar en el vaivén de mis días, no es un instante fugaz ni un objeto tangible que pueda poseer. No es una risa y mucho menos un logro al que pueda aferrarme. No, esa felicidad no es un momento, ni es un algo.

Es un alguien.

Y tú, con toda la verdad que traes contigo, con cada sonrisa, con cada mirada que se filtra entre nuestras conversaciones, eres esa felicidad para mí. Me he dado cuenta de que mi ser gravita hacia ti, como si todo lo que soy estuviera esperando encontrarte, aunque no lo supiera antes. Es en ti dónde encuentro calma, es contigo donde las horas se desvanecen, y donde mi alma, tan inquieta siempre, al fin descansa.

Tú eres la felicidad que no sabía que estaba buscando.

Siento que me estás atravesando. Tengo la sensación de haberte encontrado en mi alma, y me sorprende mucho. Me pregunto si no eres la parte de mi vida con la que nunca había contado, la parte que he mantenido en la sombra, pero ahora estás aquí, completamente visible.