𝐂𝐚𝐫𝐭𝐚 𝟏 — “𝖤𝗅 𝗂𝗇𝗌𝗍𝖺𝗇𝗍𝖾 𝖾𝗇 𝗊𝗎𝖾 𝖾𝗅 𝗆𝗎𝗇𝖽𝗈 𝖾𝗆𝗉𝖾𝗓𝗈 𝖺 𝗍𝖾𝗇𝖾𝗋 𝗍𝗎 𝗇𝗈𝗆𝖻𝗋𝖾”

Desde hace tiempo tenía ganas de escribirte algo, pero no sabía por dónde empezar. Hay personas que simplemente llegan, y sin darte cuenta, cambian el ritmo de tu vida. Eso pasó contigo.

No llegaste de manera ruidosa ni intentando destacar, simplemente apareciste… y todo empezó a tener un color distinto.

No sé si te pasa, pero cuando algo es especial, lo sabes. No tienes que buscar explicaciones, simplemente lo sientes. Y eso me pasa cada vez que hablo contigo, cada vez que te miro o leo algo tuyo. Hay una paz que no sabía que necesitaba, y una emoción que me recuerda que aún hay cosas bonitas por sentir.

Desde que apareciste, me descubrí queriendo que los días duren más, solo para tener un poquito más de tiempo para coincidir contigo. Empecé a notar cosas pequeñas: cómo me río más seguido, cómo miro el teléfono esperando un mensaje tuyo, cómo las canciones suenan diferente cuando pienso en ti.

No sé en qué momento empezó todo, pero sí sé que desde entonces ya no quiero que acabe.

Porque desde que existes en mi vida, todo tiene más sentido contigo.