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Eterno Oleaje.

El amor no fue difícil cuando se trató de ti,

no lo fue enamorarme,

caí fácil, sin armadura, sin aviso,

quizás por tu paso ágil

o por la imagen frágil

que escondía la fuerza de tomar mi corazón

y colgarlo de ti.

Hay cosas que se hacen fáciles,

como amarte,

como ver el color en tu arte,

como notar la prisa

con la que el mundo te sigue

o los momentos en que te detienes

y todo cobra sentido.

Amarte fue sencillo,

o cualquier palabra que signifique

luz, acceso, entrega.

Ahora el mar lleva tu nombre en sus olas,

las peonias se llaman Sue,

y la estrella que más brilla

lleva tu voz.

La música entre las bocinas

me lleva a ti,

como lo hace tu sombra,

la parte oscura de ti,

que también aprendí a amar.

Podría esculpirte en mármol,

volverte eterno,

aunque ya lo eres,

porque tu huella en mí

es arte,

es marca,

es presencia.

Y esto es un te amo,

un te extraño,

un te quiero,

un te adoro.

Son palabras,

pero son mías.

Son tu nombre en mi boca

y mi corazón en tus manos.

Y mientras las olas no se detengan,

mi amor por ti seguirá aquí, viviendo.

Peonias

¿Y si el mundo se queda sin flores?

Como si el color de la nada se esfumara,

y el aroma de las fragancias

se evaporara sin decir adiós.

Así, normalmente, lo apreciaría yo.

Pero aquella mañana nublada,

sin esperarlo,

me encontré paseando entre peonias,

flores que solía odiar…

Y entonces la vi a ella.

La flor más hermosa.

Bailaba con gracia

al ritmo agitado del viento,

soltando dulces notas al aire

que, sin permiso,

me enseñaron a amar.

¿Así se deja de odiar algo?

Comencé a amar a las peonias,

a esa Peonia.

Yo la buscaba,

yo la quería cerca,

ella era mía.

Quise llevarla conmigo,

no para arrancarla,

sino para cuidarla,

lejos de las hierbas que la rozaban,

sin hacerle daño.

Y ella, encantada,

se dejaba ir.

Nos fuimos.

Huimos juntos.

No quería quedarme sin mi flor,

no quería morir si no estaba conmigo.

Ella debía saberlo:

mi alma ahora dependía de ella.

Esa Peonia rosa, tan delicada para mí,

aunque el mundo no la entendiera,

aunque otros no la vieran como yo.

Yo la amaba. Yo la amo.