특별한 치즈케이크

❛특별한 사람을 위한 특별한 서프라이즈❜

2025년 4월 9일 — 9:30 a. m.

«Why do stars fall down from the sky

Every time you walk by?

Just like me, they long to be

Close to you»

Ese olorcito tan agradable proveniente de la salsa de frutos rojos reduciéndose y la mezcla integrada por una gruesa capa de galletas y queso crema batido —que reposaban sobre un molde metálico de forma rectangular dentro del refrigerador— se propagaba por toda la cocina, impregnándose en todos los rincones de esta, mientras Close To You de Carpenters endulzaba aún más el primaveral y cursi ambiente que se vivía dentro de aquellos metros cuadrados.

Frente a la pequeña barra, Seul se encontraba cortando y lavando algunas fresas, y arándanos para decorar el postre una vez estuviera listo y a la temperatura perfecta. La repostería —como la cocina en general— se le daba bastante bien y aunque había aprendido por su cuenta, sí tenía el talento necesario y suficiente —y las ganas— para enfocarse de lleno en una preparación super especial, sobre todo cuando el miércoles prometía ser uno de los más bonitos en mucho tiempo. Contempló todos y cada uno de los gustos de su acompañante para que llegada la hora de degustar, este pudiese sentir su absoluta calidez e interés en cada bocado que se llevase a la boca.

Estaba segura de que algo preparado con sus propias sus manos tendría un valor mucho más significativo para él; eso, sin omitir sus intenciones, pues no era la primera vez que cocinaba para su chico y tampoco sería la última. De ser posible, siempre premiaría su paladar con delicias que llevaran su nombre y sazón.

Como la mujer entregada que era, procuró y cuidó hasta el más mínimo detalle, asegurándose de que no solo el sabor del pastel de queso fuera exquisito, sino también la presentación. Sin duda, sería una experiencia que expondría todo su empeño y cariño. Con mucho cuidado sacó el molde tras haberlo dejado refrigerar y con la delicadeza debida, vertió la salsa de bayas que perfectamente se esparció a lo largo y ancho del recipiente, cubriendo la tarta. Dejó que cada capa se compenetrara y que el almíbar cuajara bien o al menos lo suficiente para una a una, ir colocando las frutas encima, agregando unas hojitas de menta para darle ese tono natural a la decoración. Y nuevamente, a refrigerar hasta que llegara la hora de salir.

Como siempre, sin poder ganarle a su genio, probó uno de los restos de la olla con la yema de su índice, quedando sorprendida con el sabor y la textura lograda.

«Mh-hm, quedó buenísimo» pensó en voz alta, confirmando la exquisitez a través del brillo plasmado en sus pupilas. Dio en el toque justo, sin elevar ni volver insípido el dulzor.

Un ladrido agudo la hizo volver en sí. Era como si Yangchi le estuviera avisando que debía darse prisa porque aún tenía cosas por hacer; además de ducharse y arreglarse.

—Voy, voy, no seas gruñón —le dijo—. El perrito terminó tumbándose en el piso y colocando las patitas hacia atrás en su famosa «pose de superhéroe». A pesar de la prisa, Seul se agachó y con toda la ternura del mundo, le acarició el lomo y también la cabeza. —Hoy cuidarás la casa, ¿Mh? Sé que también quieres verlo, pero prometo que te llevaré en otro momento.

Al levantarse, lavó muy bien sus manos y procedió a dejar el espacio reluciente para centrarse de lleno en guardar cada platillo, los utensilios y demás en la canasta que portaría hasta Yeouido para la tarde de picnic orquestada. Mientras los minutos pasaban en calidad de sentirse eternos, se preguntaba qué estaría haciendo Adrien, ¿Se encontraba tan impaciente por verla, así como ella por él? ¿Le gustaría la sorpresa? Algo era seguro, Seul le regalaría uno de los días más inolvidables. Ansiaba ver los brotes de primavera a su lado, degustando del cheesecake casero que llevaba su nombre.